Han pasado casi tres semanas desde que los talibanes retomaran el poder, pero dos fuentes del movimiento islamista señalaron que el esperado anuncio del nuevo Gobierno -que en principio debía realizarse el viernes- tampoco llegaría este sábado.
Un retraso que podría explicarse por la situación en el Panshir, uno de los últimos focos de oposición armada al nuevo régimen.
Ese valle, un viejo bastión antitalibán, está enclavado a unos 80 kilómetros al norte de la capital y es de difícil acceso. Desde el lunes, cuando las últimas tropas estadounidenses dejaron el país, es escenario de combates entre los talibanes y el Frente Nacional de Resistencia (FNR).
Según los servicios de emergencias de la capital, dos personas perdieron la vida y otras veinte resultaron heridas por esos disparos de júbilo, que llevaron al portavoz jefe de los talibanes, Zabihullah Mujahid, a pedir a sus simpatizantes, en Twitter, que dejaran de “disparar al aire” y que “en lugar de ello, [dieran] gracias a Dios”.
Refugiado en el valle del Panshir, el ex vicepresidente Amrullah Saleh afirmó que se estaba dando una “situación muy difícil”, en un mensaje de video difundido el viernes por la noche, en el que aseguraba que la “resistencia continuaba y continuaría”.
