Beber alcohol únicamente en ocasiones sociales especiales o como remedio para calmar una molestia e, incluso, para mejorar las condiciones de salud, no implica una garantía de bienestar para el consumidor, ni mucho menos revela que su impacto será más benévolo.
De acuerdo al Centro Canadiense sobre Dependencia y Consumo de Sustancias (CCSA, por sus siglas en inglés), la única forma de no enfrentar riesgos de salud relacionados con el alcohol es no consumirlo, ni siquiera en cantidades mínimas.
“La ciencia evoluciona y las recomendaciones sobre el consumo de alcohol deben cambiar. La investigación nos dice que no existe una cantidad o un tipo de alcohol buenos para la salud”, señaló el documento.
Con los resultados actuales, el Ministerio de Salud de Canadá modificaron las recomendaciones respecto al consumo del bebidas embriagantes, pues sitúan como un riesgo leve el consumo de alcohol una o dos por semana, mientras que el riesgo moderado y el más elevado, señalan en tres a seis semanales y en siete o más.
Según una publicación del periódico El País, el informe propone a las autoridades canadienses orientaciones sobre cada nivel de riesgo en vez de cantidades máximas sugeridas. También, pone a consideración otros elementos con el fin de reducir el consumo de alcohol.
Uno de ellos es un etiquetado obligatorio que indique de forma más pronunciada sus riesgos para la salud, además de incluir el número de bebidas estándar por envase.