La transformación de los bosques en áreas de cultivo, ganadería o construcción, sumada a los frecuentes incendios provocados, tiene un impacto inmediato en la flora. Entre las comunidades afectadas se encuentran los hongos, responsables de mantener la fertilidad del suelo y el reciclaje de nutrientes.
El Laboratorio de Micología del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias de la Universidad de Guadalajara lleva más de 35 años estudiando los hongos macroscópicos en Jalisco y otros estados mexicanos. Desde su creación en 1981 se llevan a cabo investigaciones en taxonomía, filogenia y relaciones evolutivas de los hongos, además de colaborar con otros científicos que se enfocan en el análisis medicinal de estos organismos.
Dentro de estas investigaciones, la doctora Milay Cabarroi, investigadora del laboratorio, estudia las propiedades medicinales de los hongos de la especie ganoderma. Aunque México no cuenta con la misma variedad estudiada en China para tratar el Covid-19, existen otros tipos de hongos de la misma familia que pueden contribuir a fortalecer el sistema inmunológico. Algunos países ya han evidenciado los beneficios del ganoderma en la recuperación de la enfermedad.
Además de su valor medicinal, los hongos comestibles son considerados alimentos completos debido a que contienen todos los aminoácidos esenciales que el cuerpo humano necesita, como la metionina, lisina, triptófano y leucina. También son una fuente no animal de vitamina D y contienen polisacáridos activos, como el beta-glucano, que actúan como prebióticos, favoreciendo el crecimiento de bacterias intestinales beneficiosas y promoviendo un entorno intestinal saludable.