El presidente de México declaró que no podría implementar en su país las mismas políticas de seguridad que su homólogo de El Salvador, Nayib Bukele, incluyendo la construcción de una súper cárcel. El mandatario enfatizó que cada país tiene sus propias condiciones y una historia e idiosincrasia distintas.
A pesar de las críticas y cuestionamientos sobre los resultados obtenidos en El Salvador, donde se ha reportado una reducción drástica en los homicidios, López Obrador afirmó que su gobierno continuará con su política de seguridad basada en “Abrazos no balazos”, centrándose en atender las causas que generan la violencia.
Aunque el gobierno del presidente ha reiterado su compromiso con esta estrategia, la semana pasada se registró un récord de asesinatos en comparación con administraciones anteriores. Desde diciembre de 2018 hasta el 24 de mayo de 2023, se contabilizaron 156,136 asesinatos en el país.
López Obrador destacó que no se pueden extrapolar experiencias en materia de seguridad y que no se pueden importar o exportar soluciones en este ámbito. Mencionó que existen dos concepciones generales para abordar la seguridad: atender las causas de la violencia o aplicar una política de mano dura.
El mandatario se considera seguidor de la primera concepción y argumentó que, debido a su enfoque humanista, no podría aplicar una política de seguridad basada en la mano dura.