El calor intenso puede tener un efecto sobre nuestro apetito, y es común que muchas personas sientan una disminución del mismo durante los días más calurosos.
El cuerpo humano tiene un sistema complejo de regulación de la temperatura, el cual trabaja para mantener el equilibrio térmico en nuestro cuerpo. Cuando se produce un aumento de temperatura, el cuerpo trabaja para enfriarse mediante la transpiración y la evaporación del sudor. Este proceso requiere de energía, y como resultado, el cuerpo tiende a disminuir su apetito para reducir la cantidad de calorías que se consumen y, por ende, reducir la producción de calor.
Además, el calor también puede afectar nuestro sistema digestivo. Cuando hace calor, el cuerpo dirige más flujo sanguíneo a la piel para ayudar en el proceso de enfriamiento, lo que significa que menos flujo sanguíneo se dirige hacia el sistema digestivo. Como resultado, el proceso digestivo puede ralentizarse y el apetito puede disminuir.
Para sobrellevar la pérdida de apetito en temporadas de calor, es importante mantenerse hidratado, comer alimentos frescos y ligeros, evitar alimentos pesados y calóricos, realizar varias comidas pequeñas al día, buscar alimentos con texturas y sabores que te gusten y realizar actividad física moderada.
Si la pérdida de apetito persiste durante un período prolongado, es importante consultar con el médico para descartar cualquier problema de salud subyacente.