La falta de exposición a la luz natural, ocasionada por el uso de dispositivos electrónicos (que se incrementó durante los meses de confinamiento por covid) agudizó en la niñez la incidencia en los errores de visión, enfatizó la académica y oftalmóloga pediátrica de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, Jessica Vargas Ortega.
“Aunque en México carecemos de estudios epidemiológicos y de información documentada (cifras) de lo que ocurre con nuestros niños, puedo constatar que cada vez se diagnostican miopías a edades más tempranas, en contraste con las hipermetropías y los astigmatismos que no han cambiado de incidencia”, aseveró.
Además de que la persona requiere anteojos por miopía, este padecimiento genera consecuencias importantes que a lo largo de la vida repercuten en la salud del paciente: alteraciones en otras estructuras del ojo, con riesgo a desprendimiento de retina, un tipo particular de glaucoma, además de los gastos que implica una enfermedad no atendida, incluso un grado de invalidez, señaló Vargas.
En cuanto al uso de aparatos y dispositivos electrónicos, la Academia Mexicana de Oftalmología Pediátrica determinó que los menores de 4 años de edad no deben estar frente a estos dispositivos electrónicos. Para un bebé esto es imposible, aseguran los especialistas.
