Más que un proceso de deterioro progresivo, lo que ocurre es una especie de reconfiguración de su “cableado” interno.
Los investigadores de la Universidad de Monash, Australia, llevaron a cabo un estudio reciente que busca relacionar el envejecimiento de los individuos con las redes cerebrales funcionales, con el fin de comprender los cambios que se pueden dar en el cerebro a partir de determinada edad.
El cerebro, aunque apenas representa el 2% de nuestro cuerpo, consume el 20% de la glucosa que entra a nuestro organismo. Pero con la edad va perdiendo esa capacidad de absorber este nutriente.
De acuerdo a los científicos, este proceso es “radical” y da como resultado que distintas redes neuronales se vuelvan más integradas en los siguientes años, con efectos en el proceso cognitivo.
La principal conclusión a la que han llegado es que nuestro cerebro está compuesto por una compleja red de unidades que a su vez están divididas en regiones, subregiones y, en algunos casos, neuronas individuales.
Se recomienda realizar ejercicios mentales como crucigramas y otros juegos de memoria que mantengan activas a esas redes que ya no van a estar tan conectadas entre sí.