Tony S. Bueno “El Cácaro”
Decir que DUNE es una buena película es como decir que Jurassic Park solo es una película de dinosaurios, esta cinta, dirigida por Denis Villeneuve, es una amalgama perfecta entre fotografía y efectos especiales generados por computadora (CGI), palabras expresadas por el mismísimo Christopher Nolan, y no es para menos, ya que el paquete que se aventó su director fue por decir lo menos titánico, pues recordemos que esta historia, novela homónima escrita por Frank Herbert era considerada inadaptable para cine, como alguna vez lo fue El Señor de los anillos. Recordemos el famoso intento de Alejandro Jodorowsky de llevar su hiperambiciosa visión al cine con Mick Jagger como protagonista, o el fracaso en taquilla de la versión de David Lynch, cuyo resultado final no representó en absoluto la grandiosidad y dimensión de la obra de Herbert, mientras que Villeneuve logra plasmar esta impresionante épica con una pulida maestría.
Con dos horas y media de duración, DUNE nos transporta a las tierras desérticas de Arrakis, cuyo feudo de la familia Harkonnen desde hace generaciones, queda en manos de la Casa de los Atreides después de que el emperador ceda a ésta la explotación de las reservas de especia, una de las materias primas más valiosas de la galaxia y también una droga capaz de amplificar la conciencia y extender la vida. El duque Leto (Oscar Isaac), la dama Jessica (Rebecca Ferguson) y el hijo de ambos, Paul Atreides (Timothée Chalamet), llegan al planeta con la esperanza de recuperar el renombre de su casa, pero pronto se verán envueltos en una trama de traiciones y engaños que los llevarán a cuestionar su confianza entre sus más allegados y a valorar a los lugareños, los Fremen, una estirpe de habitantes del desierto con una estrecha relación con la especia.
La música compuesta por el prolífico Hans Zimmer (The Dark Knight, Interestelar) es un complemento esencial para la forma en que se cuenta esta historia, una experiencia incómoda y estimulante y que transporta al oyente a un mundo completamente extraño. Es una desviación dramática de las bandas sonoras de películas orquestales tradicionales, pero las diferencias sorprendentes son las que la hacen tan extraordinaria.
Hay sonidos nunca antes escuchados, sin embargo, se sienten integrados y completamente en sintonía con la historia y personajes que vemos en la pantalla.
Amigo cinéfilo, si aun no sabes que ver este fin de semana, definitivamente DUNE es la experiencia que estabas esperando, no te la puedes perder.
