El presidente francés, Emmanuel Macron, anunció este viernes una serie de medidas para tratar de frenar la ola de disturbios que sacude el país desde hace tres días tras la muerte de Nahel, un adolescente de 17 años, tras ser asesinado por policías en un intento de detención el martes pasado, durante una inspección en Nanterre, uno de los distritos de los suburbios de París, también conocido como suburbios.
Macron, que estaba en Bruselas para la cumbre europea, regresó a su país para poder presidir la segunda reunión de crisis que se celebra desde el inicio de los disturbios. Estuvieron presentes varios ministros del gobierno, incluido el Ministro del Interior, Gérald Darmanin, y la Primera Ministra, Elisabeth Borne.
En la madrugada del viernes, la violencia escaló, con cerca de 900 personas detenidas y daños, saqueos e incendios en muchas ciudades francesas. Los disturbios ya no se limitan a los distritos del centro de la ciudad, sino que se han extendido al centro como sucedió ayer en Marsella o París.
Macron denunció la “manipulación inaceptable de la muerte de un niño” y pidió una acción resuelta contra quienes “aprovechen esta situación para sembrar el caos”, asalten edificios y roben y destruyan los comercios. Hizo un llamamiento a la “responsabilidad de los padres”, ya que explicó que la situación actual es fruto de los comportamientos “de grupos organizados y equipados”, pero “también de muchos jóvenes”.
Si bien algunos partidos pidieron el estado de emergencia para evitar que se intensifiquen los disturbios, el presidente se limitó a señalar que se necesitarían fuerzas de seguridad adicionales para hacer frente a estos hechos. Por ahora, este fin de semana se cancelarán los eventos festivos y reuniones en “los departamentos más sensibles para proteger a los conciudadanos”.