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Salud

La dieta honesta

Guía honesta de la dieta perfecta: ¿cómo tener una alimentación equilibrada?

Hay infinidad de dietas, pero muchas coinciden en que pueden hacer peligrar la salud. Además, suelen ser tan restrictivas que es imposible no abandonar. Por eso, lo importante, más que buscar adelgazar a toda costa, es tener una buena educación nutricional.

Hacer dieta no es fácil. Requiere constancia y fuerza de voluntad para no abandonar a la primera de cambio. Además, resulta complicado elegir entre el amplísimo abanico de dietas para adelgazar que prometen los mejores resultados de cara a la operación bikini. Porque ese suele ser el objetivo principal, por supuesto. En nuestra sociedad tenemos muy interiorizadas las dietas para perder peso, ¿pero debe ser realmente ese nuestro mayor propósito? Lo cierto es que no del todo. Es verdad que el sobrepeso está asociado a problemas de salud, como la diabetes o las enfermedades cardiovasculares. Pero seamos realistas: generalmente cuando nos sometemos a dietas para adelgazar el objetivo último no suele ser cuidar la salud, sino vernos más delgados. Y ahí está el principal problema de las dietas en nuestra sociedad actual. Que las realizamos por motivos posiblemente equivocados.

Esto conlleva hastío, abandono y, finalmente, un efecto rebote que nos hace sentirnos aún peor y entrar en un peligroso círculo vicioso. Por eso, más que buscar la dieta para adelgazar perfecta, lo que todos deberíamos hacer es aprender a comer. Porque la educación nutricional es esencial.

Mantener una dieta equilibrada, conocer las ventajas de los diferentes nutrientes de los alimentos y comprender las desventajas de aquellos que resultan más peligrosos es mucho más útil que contar calorías. Además, es mucho más fácil convertirlo en un hábito que cualquier dieta, incluso algunas de las que se ofertan como dietas saludables. ¿Significa eso que está mal querer adelgazar? No necesariamente, pero no debe ser el objetivo principal. Al fin y al cabo, se puede estar muy delgado, pero con una salud terrible, derivada de una mala alimentación. Una dieta no debería acarrear nunca esas consecuencias, pero por desgracia es algo bastante habitual.

Empecemos por el principio: ¿qué es una dieta?

En realidad, el término dieta tiene multitud de acepciones. Incluso si nos quedamos solo con las que guardan relación con la alimentación, sigue habiendo muchas. Por ejemplo, hace referencia a todo lo que come un individuo, no necesariamente humano. Se puede hablar de la dieta de un hámster sin que eso signifique que estamos intentando que adelgace.

También se conocen como dieta los cambios en la alimentación pautados por un especialista sanitario como respuesta a cualquier problema médico. Por ejemplo, cuando decimos que nos han aconsejado dieta blanda por una enfermedad estomacal. También hay dietas influenciadas por causas culturales o religiosas, como la prohibición de comer cerdo en el islam o carne en cuaresma en el catolicismo.

El término “dieta” no tiene que estar necesariamente relacionado con perder peso

Incluso si nos referimos a las dietas que se hacen voluntariamente y suponen cambios en la alimentación, no necesariamente hablamos de perder peso. Hay dietas para adelgazar, sí, pero también hay dietas para engordar, ganar masa muscular y de otros muchos tipos, según los objetivos de una persona.

Por lo tanto, a grandes rasgos definiremos una dieta como la composición, frecuencia y cantidad de los distintos alimentos y bebidas que consume un ser vivo. Deben ser dietas equilibradas, con un aporte adecuado de los diferentes tipos de nutrientes. También es esencial que sea segura, de ahí que sea tan importante cuidar la seguridad alimentaria. Y, por supuesto, deben evitarse sustancias perjudiciales. Aquí hay que tener en cuenta que algunas pueden consumirse dentro de una alimentación saludable, siempre que sea en cantidades bajas. Pero eso lo veremos más adelante.

Finalmente, teniendo en cuenta todo esto, la dieta debe adecuarse a las condiciones de cada persona. Tanto a su edad como a su estilo de vida más o menos sedentario y, por supuesto, a sus objetivos. No hay nada malo en querer ganar masa muscular o perder kilos, siempre que se haga dentro unos hábitos saludables y no haya ningún riesgo.

El plato de Harvard: la Biblia de las dietas saludables

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