Los indicadores manufacturero y no manufacturero mostraron estancamiento y caídas, mientras que, en julio, por primera vez en cuatro meses dejó de crecer la confianza empresarial en todos los sectores, luego del retroceso del ánimo en el ámbito de la manufactura.
En el inicio de la segunda mitad del año y luego de un desempeño notable durante el segundo trimestre, en julio pasado la actividad económica mostró señales mixtas que sugieren una pérdida de vigor del proceso de reactivación del último año, en coincidencia con una mayor cautela por la tercera ola de casos de Covid-19 y la persistencia de interrupciones en el suministro de materias primas en la manufactura, de acuerdo con analistas.
En presencia del mega confinamiento anti Covid-19 que detuvo las actividades de diversos sectores industriales y –principalmente– de servicios, que fueron considerados no esenciales, los indicadores del IMEF tocaron fondo entre abril y mayo del año pasado, con caídas acumuladas de más de 10 puntos en tres meses que llevaron a 37.3 puntos al manufacturero (mayo) y a 35.8 puntos el no manufacturero (abril).
En julio, el indicador manufacturero resintió de nueva cuenta la escasez global de materias primas y componentes como los semiconductores, que en México afectan a la industria automotriz. El no manufacturero, en tanto, cayó en coincidencia con la renovada cautela de los consumidores ante la emergencia de una tercera ola de contagios de Covid-19 en el país.
“Durante los meses anteriores el sector servicios se vio beneficiado por el relajamiento en las medidas de confinamiento, lo que permitió aumentar la capacidad en diferentes negocios del sector. Sin embargo, desde inicios de junio se comenzó a observar un incremento en los casos de Covid-19, lo que ha resultado en nuevas restricciones de capacidad en algunos estados”, resaltó en un reporte el Grupo Financiero Base.
