Durante las últimas semanas, el volcán Popocatépetl ha experimentado una intensa actividad caracterizada por explosiones, emisión de fumarolas y expulsiones de ceniza que han afectado a los estados vecinos, incluyendo la Ciudad de México. Sin embargo, el 6 de junio, la Coordinación Nacional de Protección Civil determinó que la disminución en la actividad del volcán permite que el semáforo de alerta sea modificado a amarillo fase 2.
El semáforo fue elevado a amarillo fase 3 el pasado 21 de mayo, lo que llevó al cierre de clases presenciales en la capital de Puebla debido a la presencia de ceniza. Incluso se activó el plan DN-III-3 para prepararse ante la posibilidad de una evacuación en las localidades cercanas.
La reunión del Comité Científico Asesor, los expertos encargados de analizar los parámetros y la actividad del volcán, llevada a cabo el 5 de junio, concluyó que es posible cambiar el Semáforo de Alerta Volcánica de amarillo fase 3 a amarillo fase 2. Sin embargo, se mantendrá una vigilancia constante de la actividad y su evolución por parte del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) y el comité correspondiente.
Aunque la actividad del Popocatépetl ha disminuido, la Coordinación Nacional de Protección Civil advierte que aún se esperan expulsiones de fragmentos incandescentes, temblores de baja magnitud, explosiones esporádicas, emisiones de gases y la posibilidad de flujos de lodo y acumulación de ceniza en las laderas del volcán.
A lo largo de los años, el Popocatépetl ha provocado múltiples activaciones del semáforo amarillo fase 3. En 2012, 2013 y 2019 se presentaron episodios en los que se abandonó la fase 2 debido al incremento de la actividad, aunque hasta el momento no ha sido necesario realizar evacuaciones.